Julia corriendo en plena naturaleza es ¡¡¡feliz!!!...
Mi hija Julia tiene veinte años y crece paralelamente al blog que inspiró, por eso anualmente anoto cada cambio de edad.
Tiene Autismo "no verbal".
Usted es gord@, usted es calv@, usted es alt@, usted es baj@; usted lleva gafas; usted utiliza bastón.Tú tienes acné, tú estás en pleno estirón, a tí te está cambiando la voz.
¿Es mi mirada lastimera, reprobatoria o de conmiseración?.¿Acaso cuchicheo ante tu poblada cara llena de granos o tu atiplada voz o miro, con atención, el bastón que usted usa para caminar?. Pues no miren así a mi hija, no se lo merece y yo tampoco.

martes, 29 de mayo de 2012

Chocolate o como tratar el autismo a través de las artes marciales Un artículo de Eduard Terrades

Hay ciertas temáticas que por su repercusión social deben tratarse con cautela, cuando se muestran en fotogramas necesitan mucho respeto para no herir sensibilidades. El autismo es una de ellas, un trastorno que sufren cuatro de cada diez mil personas que afecta al comportamiento social y comunicativo de quien lo padece, y aunque la industria del séptimo arte siempre lo ha tocado con delicadeza, pocas han sido las películas que han explorado su problemática a través de las artes marciales, y menos las que han servido para sensibilizar al público de que no se trata de una enfermedad propiamente dicha. Esto es lo que hizo sutilmente Prachya Pinakew (Ong Bak) cuando decidió exponer el tema en Chocolate (2008), un largometraje que bascula entre el drama no lacrimógeno y el cine de acción “Made in Thai” que en la última década nos ha invadido con producciones clónicas, mostrando además la evolución y el día a día de una persona que ha nacido con esta anomalía neuronal.


Obviamente no podemos pedirle peras al olmo a un blockbuster regional con unos objetivos muy marcados, es decir, a pesar de que en la primera media hora se opta por explorar las dificultades sociales a los que se enfrentan los autistas, rápidamente la cinta se redirige hacía la acción non-stop. Pero Pinkaew tiene todos nuestros respetos porque convierte a esa niña desamparada, abandonada a su suerte desde que era pequeña, en la protagonista principal (interpretada adecuadamente por Jeeja Yanin, toda una sensación del cine de acción actual, recibiendo varias nominaciones por su papel de esta adolescente autista), realzando el espíritu y la creencia de que con esfuerzo, una buena ayuda externa y cierta comprensión, cualquier persona con un trastorno similar puede llegar muy lejos. En cierta manera intenta normalizar su situación para que la gente de su país se de cuenta de que se debe evitar por todas que este colectivo desfavorecido caigan en la marginación a la que se ven expuestos desde que nacen (cosa que sucede en algunos países asiáticos e incluso en Tailandia, dónde en ocasiones incluso los disminuidos psíquicos son motivo de burla en producciones nacionales). El realizador tiene muy claro que esta película debía estar dedicada a todas esas familias con niños con autismo que luchan diariamente para poder sacar adelante sus vidas, y por este motivo en los títulos de crédito iniciales expone los motivos que han impulsado a realizarla y les dedica unas palabras de conforte emocional.


En cuanto a las espectaculares escenas de acción (y dolorosas, como se pueden ver en los distintos making of), todas ellas reafirmadas con la brillante dirección artística que caracteriza cualquier producción de Pinkaew, solo cabe resaltar un par de homenajes explícitos en dos escenas clave que demuestran el buen hacer del realizador: una es el enfrentamiento que tiene lugar en una fábrica de hielo, y cuyos espectadores más perspicaces se darán cuenta que es un tributo a The Big Boss (Lo Wei, 1971), pues el mismo enclave industrial fue el lugar escogido por la Golden Harvest para desarrollar las aventuras tailandesas de Bruce Lee; mientras que la longeva secuencia en una taberna con arquitectura nipona es muy similar a la que tiene lugar en Kill Bill vol.1, no solamente porque la protagonista, igual que Uma Thurman, debe hacer frente a una horda de matones con katanas, sino porque los decorados y cierta planificación tienen un aire a la cinta collage de Tarantino. Por si fuera poco, hay una breve secuencia de animación que sirve para recrear un sueño (o pesadilla marcial) que la niña tiene, en la cuál su subconsciente recrea una batalla con mafiosos de apariencia monstruosa (y que por su carácter experimental parece insertada siguiendo las mismas directrices que la secuencia de anime en Kill Bill vol.1, cuando cierto personaje rememora su pasado).

Sin embargo el clímax final si que se puede considerar como de lo más innovador en cuanto a escenario marcial: perseguidos y perseguidores se enfrentan entre los márgenes de una autovía elevada y un conjunto de pubs y casinos colindantes. Una secuencia antológica recreada con mucha ingeniosidad y muchos stunts rompiéndose el cuello (literalmente) mientras son golpeados contra carteles repletos de neones luminosos y caen desplomados al arcén. Jeeja Yanin se deja la piel tanto en esta planificada secuencia como en las demás en la que reparte estopa, pues esta jovencita actriz de apariencia raquítica es en realidad toda una especialista en taekwondo, que fue descubierta por el propio Pinkaew mientras este trabajaba en el casting y realización logística de Born to Fight (Panna Rittikrai, 2004), invitándola a participar en el equipo de stunts que se encargaría de las escena de acción de ese discreto filme que rozaba la serie B. De todas formas nuestros aplausos van dirigidos hacía la parte dramática de su personaje, al esfuerzo titánico que tuvo que hacer para ponerse en la piel de una niña autista, todo un mérito que viene a confirmar que no se trata de un vulgar filme de artes marciales, sino un loable y meritado intento por conjuntar dos disciplinas genéricas por una buena causa.
Ediciones disponibles: recomendadísima la edición en DVD / Blu Ray inglesa, con abundante material extra que incluye varios making of, el entrenamiento y preparamiento físico de todos los miembros del equipo, escenas eliminadas, etc.

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