¿Por qué uno de los rasgos que siempre destacan los especialistas en autismo es el rechazo que sienten las personas que lo padecen a los abrazos, a los besos, a los mimos?; ¿por qué siempre insisten en que no soportan el contacto físico de otra persona?; ¿por qué generalizan rasgos que no son comunes a todos los niños que tienen autismo?.

Esta mañana, yo estaba aún dormida en mi cama. Noté como Julia entraba muy despacito, levantaba la manta y se metía conmigo. Os puedo asegurar que la sesión de abrazos, mimos, besos, achuchones que recibí de ella no tienen precio.Más de media hora estuvo mimándome, demostrándome a su manera ¡cuánto me quiere!. Creo que hacía tiempo que no recibía un regalo más maravilloso que el que me entregó esta mañana mi hija Julia. Y que conste que ayer me acosté tardísimo y me hubiese gustado dormir un par de horas más, pero esta demostración de amor de Julia hacia mi, como diciéndome "mami, no te preocupes, lo estás haciendo muy bien" es para mi más importante de lo que a simple vista puede parecer.

Me ha costado catorce años, justo los que tiene, acercarme a aceptar plenamente a su problema, pues si tengo que ser sincera, creo que jamás lo aceptaré. 

Durante muchos años me autoinculpé y, en el fondo, siempre me quedará la duda de qué pude hacer mal durante el embarazo o durante sus primeros meses de vida.

Hubo un tiempo que miraba y remiraba los vídeos grabados tras el nacimiento de Celia, momento en el que Julia empezó a manifestar su problema,  buscando un detalle que me diese alguna información. Hasta que llegó un momento que tuve que dejar de hacerlo porque sentía verdadero dolor físico. Es el día de hoy, que no puedo ver fotos de Julia, de sus primeros años, sin llorar. 

Me desesperó durante mucho tiempo no saber la causa o la razón que había provocado que Julia desarrollase el Trastorno de Espectro Autista. Pasé por  fases de negación, enfado, depresión hasta que ¡por fin! estoy cerca de alcanzar la fase de aceptación. Ahora lo único que me importa es ver que día a día avanza, que nunca ha dado un paso atrás y, sobre todo y más importante, que es una niña feliz y que quiere a su mami ¡que soy yo!. Gracias Julia, por demostrarme que lo estoy haciendo bien. 
No lo dudes nunca, siempre voy a estar a tu lado para ayudarte a a hacer el lazo en los cordones de tus  zapatillas, siempre.