Julia corriendo en plena naturaleza es ¡¡¡feliz!!!...
Mi hija Julia tiene veinte años y crece paralelamente al blog que inspiró, por eso anualmente anoto cada cambio de edad.
Tiene Autismo "no verbal".
Usted es gord@, usted es calv@, usted es alt@, usted es baj@; usted lleva gafas; usted utiliza bastón.Tú tienes acné, tú estás en pleno estirón, a tí te está cambiando la voz.
¿Es mi mirada lastimera, reprobatoria o de conmiseración?.¿Acaso cuchicheo ante tu poblada cara llena de granos o tu atiplada voz o miro, con atención, el bastón que usted usa para caminar?. Pues no miren así a mi hija, no se lo merece y yo tampoco.

domingo, 10 de junio de 2012

"NUEVA TEORÍA QUE ACUSA A LA MADRE COMO LA CAUSANTE DEL AUTISMO DE SU HIJO"

Es verdaderamente desalentador tomar conciencia de que todas las teorías que giran en torno al origen del autimo culpen a la madre como principal "culpable".

Hoy nos encontramos con la "novedosa teoría" basada en la relación entre la reducida ingestión de ácido fólico durante el embarazo y el autismo del niño que va a nacer.

Recuerdo perfectamente que mi médico me recetó ácido fólico en cuanto supe que estaba embarazada, tanto de Julia como de Celia.

Por favor, si supiesen el daño psicológico que causan en las madres de niños autistas todas estas teorías basadas en ¿suposiciones, pruebas empíricas...en qué?. Hablo en primera persona y puedo asegurar que no es necesario que salgan pseudocientíficos que señalen con el dedo a la madre como culpable pues ya me siento así desde que apreciamos que el desarrollo de Julia no era el adecuado...y no es agradable vivir con esa sensación constante de culpabilidad.


Asocian bajo consumo ácido fólico en embarazo con autismo




Detectar el autismo en el primer antes del primer año, es posible. Foto: Thinkstock
Las madres de niños autistas recordaron haber consumido menos ácido fólico a través de los alimentos y los suplementos en los primeros meses del embarazo que las madres de niños sin ese trastorno


En un estudio de California, las madres de niños autistas recordaron haber consumido menos ácido fólico a través de los alimentos y los suplementos en los primeros meses del embarazo que las madres de niños sin ese trastorno. Cumplir la recomendación de ingerir por lo menos 600 microgramos diarios de ácido fólico el primer mes de gestación estuvo asociado con un 38 por ciento menos riesgo de tener un bebé con autismo o síndrome de Asperger, publicó el American Journal of Clinical Nutrition. El folato "es crítico durante la gestación (...) y el primer año de vida, cuando el cerebro está desarrollando las conexiones y las funciones -opinó Edward Quadros, del Centro Médico Downstate de SUNY, Brooklyn, Nueva York, y que no participó del estudio-. "La deficiencia de folato altera una gran cantidad de funciones cerebrales". Sin embargo, aún se debate si existe una relación entre el ácido fólico y el autismo.
"Surgieron muchas hipótesis sobre si la fortificación de los alimentos con ácido fólico en Estados Unidos podrían haber aumentado la prevalencia de los trastornos del espectro autista", dijo Rebecca Schmidt, autora principal del estudio de University of California, Davis. "Cuando comenzamos a estudiarlo, los resultados podrían confirmarlo o no", dijo.
PRIMEROS MESES, LOS MAS IMPORTANTES
El equipo de Schmidt entrevistó a las madres de 429 preescolares con algún trastorno del espectro autista y de 278 niños con desarrollo normal. Las mujeres respondieron sobre la alimentación y el uso de suplementos durante el embarazo para poder determinar cuánto ácido fólico habían consumido por mes.
Durante el embarazo, las madres de los niños sin autismo habían consumido más ácido fólico a través de alimentos fortificados y vitaminas que el otro grupo.
Esa diferencia fue mayor en el primer mes de embarazo, cuando las madres de los niños con desarrollo normal habían ingerido unos 779 microgramos de ácido fólico por día y el 69 por ciento de ellas cumplía con las recomendaciones de consumo diario de la vitamina B.
En cambio, las madres de los niños autistas recordaron haber consumido unos 655 microgramos diarios y apenas el 54 por ciento habían ingerido los 600 microgramo o más por día.
Una porción de cereal fortificado (tres cuartos de taza) aporta 400 microgramos de ácido fólico. Media taza de lentejas o espinaca aporta entre 100 y 200 microgramos.
En el estudio, la relación entre el ácido fólico y el autismo se mantuvo aún tras considerar la edad, la etnia, el tabaquismo y el consumo de alcohol materno durante el embarazo.
El doctor Fernando Scaglia, de Baylor College of Medicine, Houston, Texas, consideró que se necesitan más estudio "para comprobar si estos resultados se pueden replicar".

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