Julia corriendo en plena naturaleza es ¡¡¡feliz!!!...
Mi hija Julia tiene veinte años y crece paralelamente al blog que inspiró, por eso anualmente anoto cada cambio de edad.
Tiene Autismo "no verbal".
Usted es gord@, usted es calv@, usted es alt@, usted es baj@; usted lleva gafas; usted utiliza bastón.Tú tienes acné, tú estás en pleno estirón, a tí te está cambiando la voz.
¿Es mi mirada lastimera, reprobatoria o de conmiseración?.¿Acaso cuchicheo ante tu poblada cara llena de granos o tu atiplada voz o miro, con atención, el bastón que usted usa para caminar?. Pues no miren así a mi hija, no se lo merece y yo tampoco.

lunes, 9 de mayo de 2016

"PADRES, MADRES, DIVORCIOS, RESPONSABILIDADES Y... AUTISMO" (M.A.M.)

Escribo este "post" desde la indignación, la rabia, la impotencia que me produce vivir una situación que, por desgracia, es más común de lo que pensamos.

¿Hagámonos una pregunta?: si tienes perfil en Facebook, ¿cuántas madres de hijos con autismo u otro tipo de discapacidad psíquica conoces?. Supongo que, como yo, muchísimas. Ahora hagamos la siguiente pregunta: ¿cuántos padres conoces en la misma situación?. Personalmente puedo afirmar que conozco únicamente a dos. Y, de esas madres, ¿cuántas están divorciadas?. En este punto debo diferenciar entre España y Sudamérica. Tal vez la propia idiosincrasia cultural explique que, mientras que en países como Argentina, México o Colombia, los matrimonios permanecen unidos, en España somos muchas las que tenemos que tirar solas del carro pues nuestro "querido marido", el padre de nuestros hijos, hace mucho tiempo que se tiró en marcha.

Y, dentro de las madres de hijos con autismo u otro tipo de discapacidad psíquica, ¿cuántas son las que cuentan con un ex marido que cumple a rajatabla con lo establecido en el convenio regulador del divorcio?. Por desgracia, muy pocas.

Son las mujeres quienes, como madres, parecen designadas por la sociedad a convertirse en las perfectas "cuidadoras" de nuestros hijos. Y en ésto, los hombres juegan con una enorme ventaja. Son pocas, poquísimas, las madres que renuncian voluntariamente al cuidado y protección de sus hijos.
Las madres de hijos con algún tipo de discapacidad psíquica se convierten en verdaderos bastiones protectores que luchan contra todas las dificultades (y, puedo asegurar que son muchas) a las que se tienen que enfrentar nuestros hijos.

Pero es que la sociedad no nos lo pone nada fácil. En el informe definitivo de la minusvalía de mi hija Julia, con motivo de su mayoría de edad, además de asignarle un 75% de discapacidad, añade la "necesidad de una 3ª persona constantemente". Y yo me pregunto, ¿qué empresa me contrataría sabiendo que, a partir de las cinco de la tarde, tengo que estar en casa; que desde finales de junio a principios de septiembre no estoy operativa, extendiéndose este problema a las vacaciones de Navidad y Semana Santa?. Por supuesto, si hubiese un empresario dispuesto a pagarme un sueldo digno, acorde con mis estudios y mi experiencia, yo sería la primera en aceptar el trabajo porque...¡nadie sabe lo que echo de menos las horas que pasaba en el periódico o en la librería que posteriormente abrí!.

La cosa se complica cuando tu ex marido, al principio del divorcio, te plantea que él "jamás supeditará su trabajo al cuidado de los hijos", dando por sentado que debe ser la mujer quien ha de quedarse en casa, abandonando toda posibilidad de reincorporarse al mercado laboral.

Y se complica aún más, cuando ese ex marido, empieza a no pagar lo estipulado en el convenio regulador. Porque yo conseguí levantar un negocio en un local ubicado a medio minuto de casa, una librería que hoy podría seguir abierta si mi ex marido hubiese seguido pagando lo que había firmado y ratificado. Pero no, debí cerrarla porque me vi obligada a elegir entre quedarme sin casa para mis hijas o sin negocio, lo que supuso además unas importantes pérdidas económicas de las que aún me estoy recuperando.

Han pasado casi seis años desde que decidimos divorciarnos ¡de mutuo acuerdo! y más de tres años desde la clausura de mi negocio. No recuerdo ni un solo mes en el que cumpliese con lo estipulado...¡ni uno sólo!.

Yo fui una de tantas estúpidas ilusas que vivían de su trabajo ajenas a los ingresos del que entonces era mi marido. Tanto es así, que supe lo que ganaba durante los trámites del divorcio.

Y ahora, lo siento, voy a subir el tono del "post" porque asumo que estoy muy enfadada, indignada, enojada porque me siento humillada, rebajada, insultada.

En este país, exceptuando a los hombres sujetos a una nómina, todo padre que se divorcia intenta, por todos los medios, desvincularse de cualquier obligación relacionada con sus hijos. Personalmente, solo conozco a cinco hombres que cumplen a rajatabla con lo estipulado en el convenio regulador. Por supuesto que habrá muchos más pero, insisto, estoy hablando desde mi propia experiencia. También es cierto que esos padres son maravillosas personas, buenos, generosos que renuncian a lo que era su vida anterior con tal de que sus hijos sigan manteniendo la que siempre han conocido. Lo triste es que esos padres son una excepción.

Como dije anteriormente, cuando me divorcié,  aunque mi entonces marido duplicaba con creces mi sueldo como documentalista en la redacción de un periódico, yo lo desconocía. Jamás quiso que tuviésemos una cuenta en común y, realmente, yo tampoco insistí demasiado. Pues bien, como por arte de "birlibirloque", esa persona que trabajaba de arqueólogo, no sé en qué empresas, ni por cuánto, ni cuándo, dejó de trabajar. Pero, si bien ésto puede ser cierto, no lo es. Y sé que no es cierto porque él mismo me ha hablado de sus proyectos y trabajos.

El año pasado recibí la primera demanda que interpuso contra mí en la que solicitaba "renunciar a la custodia de nuestras hijas y al pago de cualquier tipo de prestación económica". Realmente, la custodia llevo ejerciéndola yo desde el primer día de nuestro divorcio; las visitas a nuestras hijas, los fines de semana alternos, los decidió él de "motu propio";  en cuanto a la cantidad de dinero que pasa, solo diré que es menos de la mitad de lo que debería pasas por nuestras dos hijas, eso en lo que respecta a la manutención porque ya ni recuerdo cuando dejó de pagar su parte de la hipoteca y de todos los gastos relacionados con la vivienda como viene estipulado en el convenio que, insisto, él firmó y ratificó. Dicha demanda se archivó porque yo me negué a ratificar el "presunto acuerdo amistoso" al que habíamos llegado.

Pues bien, con el año nuevo, nueva demanda y, esta vez, con juicio solicitado por mi ex marido. Fecha: el próximo miércoles. Estado de la demandada, es decir yo: anímicamente derrotada y personalmente aterrorizada. Jamás he estado en un juicio y voy a verme sometida a una batería de preguntas de boca del fiscal, de la abogada de mi ex marido y del juez. ¿Por qué?. ¿Qué hecho yo?. Jamás le he prohibido ver a nuestras hijas. Es más, le habilité una habitación en casa para que, los fines de semana que le tocaba ver a las niñas y dado que, según él, como vive con su hermana, no podría hacerse cargo de ellas, estuviese en la vivienda familiar.

Lo más triste: en este país está más penado que una madre prohíba a su ex marido ver a los hijos nacidos del matrimonio, aunque este sea un maltratador confeso y, sin embargo, no ocurre nada si el padre decide no ejercer como tal, incumpliendo todo lo estipulado en el convenio regulador.

Espero llegar al miércoles serena...solo pido que los malditos pensamientos "rumiantes" me den una tregua. Por cierto, no tengo ni idea de qué fotografía utilizar para ilustrar este "post", así que voy a usar una que me hizo una compañera de trabajo, en el periódico. Aviso, tiene ya algunos años...

5 comentarios:

  1. Dte deseo mucha fuerza pq las razones las tienes todas. Un abrazo!!

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  2. María, todo mi apoyo y energía positiva. El juicio es una batalla más,muy dura, pero una más en tantos años de lucha. Eres una leona y te mereces, os merecéis las tres, lo mejor.
    Un fuerte abrazo. Y...sigue escribiendo, que me encanta leerte.

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  3. María, todo mi apoyo y energía positiva. El juicio es una batalla más,muy dura, pero una más en tantos años de lucha. Eres una leona y te mereces, os merecéis las tres, lo mejor.
    Un fuerte abrazo. Y...sigue escribiendo, que me encanta leerte.

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  5. Te deseo lo mejor en esta presentación y que sigas adelante superando toda adversidad desde la fortaleza que construis desde el amor a tu hijas y luchadora de la vida. A veces el campeón no lleva títulos ni coronas, pero si el cariño y respeto de los que te aprecian. Te dejo un cálido abrazo.

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