Recuerdo el tiempo durante el que Julia practicó equinoterapia...¡cómo le gustaba montar a caballo!. En aquel recinto se unían niños con autismo, con síndrome de Dwon, con parálisis cerebral y, en cuanto se subían a sus respectivos caballos...¡ocurría el milagro!...todos tenían una enorme sonrisa dibujada en su cara.
Fue entonces cuando decidí que aportar un animal a la familia podría ser beneficioso para Julia. Como, obviamente, no podía permitirme un caballo y ya que siempre me han gustado los perros, decidí que había llegado la hora de abrir las puertas de nuestra casa a un nuevo miembro: un westy de dos meses que, al segundo, nos enamoró. Vive con nosotros desde 2006.
Supongo que habrá bases científicas que dan credibilidad a la teoría que defiende los beneficios que aporta la presencia de un perro en la vida de un niño con autismo, pero yo tengo ¡pruebas empíricas!. Julia y Xasy, nuestro perro, uno más de la familia, tienen una relación maravillosa.
Quisiera apuntar que, a pesar de que Julia no habla, ella fue quien eligió el nombre de nuestro compañero canino. Antes de que le trajésemos a casa, le pregunté cómo quería qué se llamase y, en el ordenador, escribió: Xasy...no me preguntéis por qué...pero yo no lo dudé ni un segundo. Desde ese día, ese es su nombre.
Tienen una comunicación silenciosa, una mágica complicidad y se profesan un cariño muy especial.
A la hora de la merienda, Xasy acude, sigiloso, a la habitación de Julia, se sube a su cama y espera, pacientemente, a su trocito de galleta, de queso, de chorizo...¡de lo que sea!. A la hora de la cena, siempre se dispone junto a ella, porque sabe, a la perfección, que siempre le va a ofrecer algo de su plato.
Ambos juegan juntos...¡ a su manera !... corren por el pasillo, persiguiéndose, a ver quién de los dos se hace con el peluche o la pelota de turno. O bien Julia, a quien le encanta inflar globos, los agranda para luego dejarlos escapar, volando, algo que entusiasma a Xasy que, con sus ladridos, pide más,
Julia y Xasy son cariñosos y mimosos, no necesitan hablar para transmitir su afecto y, tal vez por ello, se entienden tan bien.
Sin embargo, cuando Xasy busca tranquilidad, acude a Celia. Siempre se mantiene a su lado cuando estudia y es en su habitación donde duerme.
A mí me ve como su mami...es a quien recurre cuando tiene hambre, algo que me hace saber, moviendo con su hocico el plato de la comida o cuándo necesita bajar a la calle...
Xasy, uno más de la familia.
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