Esto ha pasado hoy en mi casa. Esta misma mañana. No ha habido ningún factor aparentemente desencadenante. Pero, ha sucedido. Hoy estaba en casa mi ex marido. ¿Su primera reacción?: recriminar a Julia y "pagarle con su propia moneda", a pesar de que, quien estaba recibiendo los golpes era yo. He permanecido con ella un cuarto de hora observando, impotente, su mirada de dolor inmenso; intentando evitar que no se golpeara, que se tranquilizara. He salido con algún puñetazo y alguna que otra patada pero, ahora, la escucho reir desde su habitación.
Siempre he pensado que la angustia, la frustración, la ansiedad son factores determinantes a la hora de producirse una crisis autolesiva. Y si lo afirmo es porque lo he vivido en primera persona, con la diferencia, gran diferencia, de que yo puedo verbalizar qué me ha ocurrido y, puedo asegurar, que en una situación así, que alguien te grite o te sujete con fuerza, lo único que provoca es un incremento inmenso de la angustia que sientes.
Vuelvo al inicio de esta entrada: ¿por qué negar que el autismo está relacionado con estas crisis autolesivas?. Si por afirmar que no existen dejaran de ocurrir, yo sería la primera que me sumaría al bando de aquell@s que se siente ofendid@s cuando se vincula Autismo y Crisis Autolesivas. Puede que existan casos, con un autismo leve y, por extensión, una ansiedad controlable, en los que no se produzcan pero puedo asegurar que mi hija siempre los ha sufrido. Hay temporadas que se incrementan, épocas en las que disminuyen, pero siempre han estado presentes en su vida...en mi vida.
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