
Esta situación no es precisamente la mejor para ningún niño, pero para un niño con un TEA la cosa puede ser un poco más complicada. Es curioso que muchos profesionales insisten en la necesidad de darle un marco de estabilidad al niño, pero a pesar de ello, hay que ir “emigrando” de un centro a otro hasta dar con el centro más adecuado a las necesidades del niño. Esta es una de las reclamaciones de las familias, se quejan de que es el niño el que debe adaptarse al centro y no al revés, y cuando esta adaptación es complicada, pues sencillamente se cambia al niño de centro y listos.
Esta situación provoca bastantes contratiempos a las familias, por alguna razón el centro que más se adecúa al niño también es el que está más lejos. La distancia es directamente proporcional a la calidad del centro educativo. A esta problemática hay que añadirle otra ¿Qué sucede cuando hay más hermanos? Lo normal y lógico es que se decida escolarizar a todos los hijos en el mismo centro educativo. Hasta que uno de nuestros hijos debe cambiar de colegio por mor de un dictamen de un equipo técnico de valoración, el cual, no parece contemplar que:
- Un cambio de centro escolar no es bueno para ningún niño y menos si este tiene un TEA
- Lo más adecuado es adaptar el centro al niño y no al revés
- La distancia del colegio es un baremo a tener en cuenta
- En el caso de que existan hermanos, este cambio afecta a todos
Y cuando sucede esto, añadimos más incógnitas a esta compleja ecuación. No podemos obviar que la práctica totalidad de los colegios tienen el mismo horario, así que si a uno de nuestros hijos lo han enviado a otro colegio, hay que contender con dos entradas simultáneas en dos colegios diferentes que pueden encontrarse a una distancia considerable. Y en determinados lugares, no hay que valorar solo la distancia basada en un principio métrico, sino cronológico. En muchas ciudades, recorrer 3 kilómetros en hora punta puede suponer mucho tiempo, y no siempre se puede ir a pié.
¿Cómo contender con un problema así? ¿Vamos cambiando a todos nuestros hijos de colegio en colegio en una especie de peregrinación educativa? ¿Y qué pasa si al final derivan a nuestro hijo con un TEA a un Centro de Educación Especial? ¿Qué pasa con los otros hermanos?
Pero, ¡no se vayan todavía, aún hay más! También tenemos a niños que presentan una escolarización combinada, es decir, que cursan sus estudios en dos colegios a la vez. Generalmente uno de ellos es un centro de educación especial y el otro es un centro ordinario. Esto es ya rizar el rizo.
Los padres mejor que nadie, sabrán decidir el mejor modelo, incluso si los hermanos deben ir o no al mismo colegio. Y la única solución válida es que el niño empiece y acabe, por lo menos hasta la fase de secundaria, sus estudios en el mismo colegio. Y por eso es tan importante que la familia pueda decidir cual es el centro donde deben estudiar sus hijos y que estos centros dispongan de los medios necesarios para atender de forma adecuada al niño.
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