Hola.
Soy la enorme pelota de Julia.
Bueno, ceeo que debo ser más concreta y afirmar que era la enorme pelota de Julia porque ayer, durante uno de sus acrobáticos saltos, exploté bajo su peso emitiendo un estruendoso ruido que, sin embargo, a Julia pareció no molestarle. Lo que realmente le enfadó, fue que yo me convirtiera en un trozo de plástico informe, sin utilidad...
María, la madre de Julia, me recogió con sumo cuidado y me depositó, con tristeza en el cubo de la basura.
Ya no recuerdo el número de pelotas que me han precedido en la vida de Julia y creo que tampoco llegaré a saber nunca cuántas seguirán mi camino.
Solemos tener una duración de tres meses, aproximadamente, pero María nos considera parte fundamental de la habitación de Julia, dado el amor que nos profesa.
Este fin de semana Julia estará con su padre y, estoy convencida de que, el próximo lunes relucirá esplendorosa mi nueva sucesora.
Si de algo me enorgullezco es de la cantidad de horas que Julia y yo hemos jugado juntas...es algo que nunca olvidaré.
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