Una es una osezna mimosa y besucona, otra es una cervatilla algo arisca y la tercera es, en ocasiones, una loba a punto de atacar a quien se acerque a su madriguera con malas intenciones o una gallina clueca que desearía tener a sus polluelos siempre debajo de sus alas protectorasién
Es sencillo de adivinar quién es quién, pero resulta curioso para el que esté al tanto de los rasgos que supuestamente caracterizan a los niños con autismo.
Se supone que el autismo predispone a la persona que lo padece a convertirse en alguien que no soporta el contacto físico, ni tan siquiera, el contacto ocular...alguien que rechaza los abrazos, las cosquillas, los besos. Y es cierto que hay much@s autist@s que presentan este problema. Sin embargo, en mi caso, y es algo de lo que me alegro muchísimo porque yo necesito física y anímicamente que me abracen, me besen...Julia es mi particular osezna mimosa y besucona.

A lo largo del día, ahora que está de vacaciones y yo, al no trabajar, estoy siempre en casa, me puede dar ¿diez...veinte...treinta...¡no sé!, besos?...se sube la camiseta para que le haga cosquillas en su gordita barriga y aún me ofrece sus pies, como hacía de pequeña, para qué se los mordisquee...¡algo que calzando un 40 puede hacerse impensable, pero creo que las madres tenemos el don de seguir viendo en nuestros hijos, un trocito del bebé que fueron, cuando tenían sus pies, sus manos, sus muslos literalmente comestibles!.
Celia es mi cervatilla,

Obviamente, la loba o la gallina clueca, según sea la situación en la que nos encontremos, soy yo. En la piscina, mientras vigilo con ojo avizor a todo "macarra" que realice el amago de burlarse o reírse de Julia, sale la loba


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