Puede parecer una tontería pero, ¿sabéis en qué dos lugares me encuentro más relajada?.
Uno es la parada del autocar que lleva a mi hija Julia junto a otros niños, y no tan niños, a sus respectivos Colegios de Educación Especial. Tal vez sea porque la gente ya está acostumbrada a vernos allí pero, lo cierto es que, nadie se para a mirar, no se escuchan murmullos, ni risas...Estamos mamis de hij@s con todo tipo de patologías.
El segundo lugar es el colegio de Julia. El otro día, durante el acto de presentación de las actividades de su grupo, en el salón de actos, pusieron un vídeo. Pues bien, se escuchó algún grito, alguna risa descontrolada...pero nadie se inmutó, nadie giró la cabeza y todo se desarrolló con absoluta tranquilidad.
¡Cómo me gustaría que en cualquier sitio mi hija, su autismo y yo, pudiésemos estar igual de relajados!. Espero que, algún día, aunque dudo que yo llegue a ver, el Autismo haya dejado de ser ese gran desconocido y pase a formar parte, de manera natural, de la sociedad en la que vivimos.
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