Gracias Ángels por tus palabras...si lees el título de mi blog, entenderás porque me siento tan identificada contigo.
Ilustro el "post" con una fotografía de mi hija Julia en la piscina, uno de lo sitios en los que más feliz es pero, a la vez, uno de los lugares en los que peor lo paso yo, como madre. Aunque sabe nadar perfectamente, le encanta chapotear; golpear el agua estruendosamente; chillar de alegría, aunque nadie la entienda; arrebatar pelotas ajenas, lo que me ha traído más de un problema; abrazar a bañistas desconocidos...He aprendido a decir: "mi hija tiene autismo" en inglés, francés, alemán, italiano...en español, ya estoy cansada de explicarlo.
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Mi hija de 12 años le dio una patada a tu hijo pequeño.
Me disculpé y te dije que es autista y se me había escapado de la mano.
Al principio no dijiste nada, pero luego te enojaste y me dijiste que la vigilara más.
Si sabes cómo hacerlo sin más medicación (toma mucha y ya tiene efectos secundarios) y sin llevarla atada, te lo agradeceré.
Al ver que te enfadabas cada vez más te dije que no había para tanto, que a tu hijo se le pasaría en cinco minutos y mi hija será discapacitada toda la vida.
Te lo dije por experiencia; mis otros dos hijos y yo misma somos los principales sufridores de su agresividad cuando se frustra por no saber expresar lo que quiere.
No lo viste, pero pasé los 40 minutos hasta casa llorando, sobre todo al constatar que aún falta mucho para que mi hija pueda vivir en sociedad, pero también por tu bronca, aunque en parte la entendía.
Días después nos encontramos de nuevo y me preguntaste si me acordaba de ti.
Claro.
Me dijiste si lo que quería era que tu hijo acabara como la niña, y eso es muy cruel. Los padres de niños discapacitados no se lo deseamos ni a nuestros peores enemigos, y menos a otro niño.
Me dijiste que no tenías la culpa de lo que le pasa a la niña. Te aseguro que ni ella ni yo tampoco.
En eso no estás solo, la mayoría de la gente cree que si no le afecta no es su problema.
Finalmente me dijiste que me relajara.
Otra vez te pido que si sabes cómo me lo cuentes; aunque un poco más de empatía o comprensión ayudaría. Sé que es difícil por la rabia que causa que le hagan daño a tu pequeño, pero puede ayudar mucho a otros que a menudo lo pasamos muy mal.
Un aplauso madre coraje, una madre “especial” sincera y sin la hipocresías de darle gracia a Dios por una hija diferente que, como tu bien dices hubieras querido que no lo fuera por su propio bien, pero que una vez que está aquí merece todo el amor, cariño y comprensión.
ResponderEliminarHe llegado hasta aquí por casualidad, pero me agrada ver y leer que no magnificas ni exaltas con desmesura un problema de una hija con ciertas diferencias como si fuera lo más maravilloso del mundo, como hacen otras personas, sino que lo expones con naturalidad pero consciente de la problemática. Si te apetece visita este blog y entenderás de qué hablo. -http://mi-dulceflor.blogspot.com.es/-
Un saludo.
José, muchísimas gracias por tus palabras. No soy una madre coraje, pero si me considero una madre sincera. Por supuesto que voy a visitar tu blog.
ResponderEliminarUjn abrazo.