Julia corriendo en plena naturaleza es ¡¡¡feliz!!!...
Mi hija Julia tiene veinte años y crece paralelamente al blog que inspiró, por eso anualmente anoto cada cambio de edad.
Tiene Autismo "no verbal".
Usted es gord@, usted es calv@, usted es alt@, usted es baj@; usted lleva gafas; usted utiliza bastón.Tú tienes acné, tú estás en pleno estirón, a tí te está cambiando la voz.
¿Es mi mirada lastimera, reprobatoria o de conmiseración?.¿Acaso cuchicheo ante tu poblada cara llena de granos o tu atiplada voz o miro, con atención, el bastón que usted usa para caminar?. Pues no miren así a mi hija, no se lo merece y yo tampoco.

domingo, 26 de octubre de 2014

Se estrena "A cielo abierto"

En A cielo abierto, la realizadora cinematográfica francesa Mariana Otero registra el día a día de niños llamadosdiscapacitados en una institución, Le Courtil, donde sujeros de entre cuatro y veinte años conviven con psicoanalistas y psiquiatras las 24 horas del día, ofreciendo una perspectiva sobre esa cuestión muy alejada de los tópicos sobre salud mental y otros lugares comunes.

A cielo abierto (un sintagma que recuerda a los efectos de inconsciente sin mediaciones) se estrena estos días en varias ciudades del país, auspiciada por laEscuela de Orientación Lacaniana (EOL) y por laAsociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).
 
Esta es la conversación que la directora sostuvo con Télam desde Paris, donde reside.
 
T : ¿Cómo nació el proyecto A cielo abierto?
O :  Siempre me fascinó (y asustó) ese territorio que llamamos locura. Así que pensé que quizá estuviera bien aprender algo de eso. Empecé a investigar visitando hogares, instituciones paradiscapacidad mental. En esos lugares, tenía la impresión de que el personal que cuidaba de los niños no podía evitar proyectar sus propios sentimientos, y que eso obturaba escuchar a los pacientes. Pero un día llegué a Le Courtil, una institución que recibe a internos o medio pensionistas, niños social y psíquicamente con dificultades.
 
T : ¿Y cómo resultó la experiencia ?
O : Aún recuerdo la primera reunión con el equipo de coordinación, una decena de
responsables terapéuticos de los diferentes grupos de vida de la institución. ¿Por qué no utilizan las palabras disminuidos mentales como en otros lugares que visité ? Esta pregunta fue la primera que  planteé. Me respondieron que no consideraban a los niños como deficientes sino como sujetos con una estructura distinta : los veían desde su singularidad. Dijeron que cada uno tenía unalengua privada, a diferencia de nosotros, que tenemos una lengua común. Precisaron que se trataba de una simplificación, pero que permitía indicar el camino para ir hasta ellos. Después me hablaron de su trabajo que consistía, ante todo, en descubrir e intentar comprender el enigma que representa cada niño, caso por caso.
 
T : ¿Qué pensaste ?
O : Que había encontrado personas que sin ser cineastas, hacían el mismo trabajo que yo : intentar ver el mundo con los ojos de otros. Claro que esto no se realiza solo, que es posible gracias a un instrumento teórico, un trabajo sobre sí mismo, de reflexión, de cuestionar, siempre.


T …
O : Durante los primeros días no comprendía gran cosa. Ni el comportamiento de los niños, que entonces habría podido calificar de agitado, soñador, extraño, tierno. Los responsables reaccionaban también de manera sorprendente y desplazada. Pero pasado el tiempo y escuchando a los participantes de las reuniones, preguntándoles sobre los niños y volviéndome a sumergir en lo cotidiano, poco a poco comencé a ver lo que no veía al principio. Lo invisible devenía visible. Había comenzado a comprender a los niños. Mi mirada cambiaba. Era una experiencia extraña, lenta, exultante, de apertura de la mirada. He visto el mundo con otros ojos.
 
T : ¿Y la película ?
O : Quise hacerla para compartir con el espectador esta experiencia. Para permitirle comprender un poco la locura de estos niños y ponerse en posición de mirar y entender.
 
T : ¿Cuál es tu posición sobre el autismo, y cómo te conectaste con los miembros de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP)? 
O : No tengo ninguna posición sobre el autismo. Fue un encuentro con el autismo, la psicosis y el psicoanálisis. 
 
T : Sobre tu método de trabajo. Contannos algo sobre un día cualquiera de un niño autista.
O : Un día de los niños en Courtil varía. Esa es la filosofía de Courtil. Se alternan los talleres, la escuela, según cada niño. Yo filmaba. Sin embargo, la relación de los niños con la cámara era muy particular. Estaba directamente relacionada con la su forma de vivir, de conectarse con los otros… Filmaba con la cámara atada al cuerpo para permitir esa relación. Tenía (tengo) la convicción de que esa relación con la cámara iba a resultar diferente con cada niño.
 
¿Considerás que etiquetar como autista a alguien comporta una forma de discriminación o estigmatización?
O : El problema no son las etiquetas sino como se vive con esas personas.
 
T : ¿Qué enseñanza como directora te dejó este trabajo? ¿Cómo esperás sea recibido en la Argentina?
O : Cada uno de los niños me enseñó otra relación con el mundo y con el cuerpo. Ellos me mostraron otro mundo, renovar mi pacto con el mundo. Fue una suerte de renacimiento. Y esto fue posible porque había vuelto al mundo adulto bajo un modo muy particular de estar y de vivir, a causa de la tentativa de percibir cómo estos niños viven el mundo. La verdad, no sé cómo será recibida mi película en la Argentina. Estuve una vez hace diez años, llegué para presentar un film sobre la muerte de una niña a causa de un aborto clandestino, pero imagina que en tu país, donde está muy desarrollado el psicoanálisis, puede interesar. La película habla de los psicóticos, autistas, los niños en general, porque habla de nuestra relación con los otros en general. 


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