Julia corriendo en plena naturaleza es ¡¡¡feliz!!!...
Mi hija Julia tiene veinte años y crece paralelamente al blog que inspiró, por eso anualmente anoto cada cambio de edad.
Tiene Autismo "no verbal".
Usted es gord@, usted es calv@, usted es alt@, usted es baj@; usted lleva gafas; usted utiliza bastón.Tú tienes acné, tú estás en pleno estirón, a tí te está cambiando la voz.
¿Es mi mirada lastimera, reprobatoria o de conmiseración?.¿Acaso cuchicheo ante tu poblada cara llena de granos o tu atiplada voz o miro, con atención, el bastón que usted usa para caminar?. Pues no miren así a mi hija, no se lo merece y yo tampoco.

viernes, 10 de julio de 2015

¡Al fín una buena noticia! (M.A.M.)


Me siento feliz, orgullosa, contenta...hace mucho tiempo que no me sentía así en relación al comportamiento de mi hija Julia.

No sé si son sus ya 17 años, su propia madurez, las enseñanzas recibidas en el centro al que acude durante todo el curso...tal vez, también haya ayudado un poquito mi intento de cambio de talante, pero lo cierto es que la actitud que Julia mantiene en la playa...¡me tiene gratamente asombrada!.

Ayer acudimos a la playa de Rodiles, cercana a mi casa, junto a Celia. 

Ni un solo grito, ni una conducta disructiva..obediente, colaboradora, risueña...¡ feliz !. 

Para comer llevé una empanada y fruta...para beber, agua. Comió el melocotón sin protestar...bebía el agua con normalidad...¡por fin ha dejado a trás la costumbre de vacíar la botella tras los primeros tragos!.

No voy a negar que la gente nos mira de refilón...que algunos cuchichean...pero ahora creo que lo hacen sin maldad, es mera curiosidad. 

Cuando Julia era pequeña, su físico correspondía a una muñeca. Era guapísima...nada podía hacer pensar que su comportamiento se debiese al problema que ya tenía: Autismo.

Con los años, este monstruo silencioso, se hace más evidente, desde un punto de vista físico: su postura corporal, sus andares, su forma de correr...pero al ser más evidente, digamos que lo hace más aceptado por las personas que la ven.

Creo que ayer, fui yo la observada debido a mi delgadez...pero...¡tampoco me importó!. Estoy aprendiendo que uno de las caminos para alcanzar la tranquilidad,,,no ya la felicidad...es aceptarme como soy, asumir lo que tengo, no regodearme en mis problemas...mantenerme ajena a los comentarios de personas que ni tan siquiera conozco.

Ayer paseamos por la larga playa unas dos horas, nos bañamos en dos ocasiones...¡incluso tomamos el sol!...y todo sin ningùn grito, ni un solo gesto autolesivo...

                                 
                                     Julia, con su nuevo bañador azul...estaba guapísima.




Se mostró colaboradora, obediente, tranquila...¡aún no me lo creo!.

Obviamente, hay cierta gente que posa su mirada sobre nosotras cuando observan que la debo ayudar a vestirse, que soy yo la que la echa la crema solar o quien la seca con la toalla...también, antes sus peticiones, señalando y con una pronunciación que solamente entiendo yo.

Salvo estos detalles, creo que por fín puedo volver a disfrutar de la playa. Por supuesto, no puedo tumbarme al sol durante horas, escuchando música o leyendo un libro, que era lo que habitualmente hacía antes...pero al menos, noto que los paseos que damos a orillas del mar, nos relajan a ambas; que los baños nos resultan gratificantes; que podemos disfrutar del sol, tal vez no todo el tiempo que a mí me gustaría, pero si el suficiente como para sentirme orgullosa del cambio de actitud de mi hija. 

Hay cosas que no cambian...a Julia le sigue fascinando la arena. Le apasiona deslizarla entre sus dedos, acariciarla...pero ha dejado atrás su tendencia a "rebozarse" con ella.

Y algo muy importante: ¡se muestra respetuosa con la gente!...y, sobre todo con los niños...¡ya no destroza castillos de arena o se apropia de pelotas ajenas!...no con mala intención, si no porque ella desconoce el significado de la propiedad privada!.

Y os preguntaréis qué hacía Celia durante todo este tiempo....tomar el sol, aislada con sus auriculares, ajena al mundo que le rodea.

Supongo que esta tarde volveremos a ir a la playa, esta vez sin Celia ( ayer no tenía planes...hoy sí )...pero lo haré tranquila...discrutaremos de los maravillosos beneficios que provoca un relajado paseo a orilla del mar...¿sabéis que no sentí ni un poquito de ansiedad?.



Sé que el autismo no tiene cura, soy consciente de que Julia nunca va a tener un comportamiento estándar. Ella es diferente...¿o los diferentes somos nosotros?.



2 comentarios:

  1. Es lo que siempre he dicho: ya sea autismo, Asperger o cualquier condición que sea lo importante siempre es tener paciencia. Forzar las cosas definitivamente es contraproducente.

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  2. Tienes toda la razón...ahora ir a la playa ha pasado a ser divertido...con lo terrible que llegó a ser.
    Un abrazo, Carlos.

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