Julia corriendo en plena naturaleza es ¡¡¡feliz!!!...
Mi hija Julia tiene veinte años y crece paralelamente al blog que inspiró, por eso anualmente anoto cada cambio de edad.
Tiene Autismo "no verbal".
Usted es gord@, usted es calv@, usted es alt@, usted es baj@; usted lleva gafas; usted utiliza bastón.Tú tienes acné, tú estás en pleno estirón, a tí te está cambiando la voz.
¿Es mi mirada lastimera, reprobatoria o de conmiseración?.¿Acaso cuchicheo ante tu poblada cara llena de granos o tu atiplada voz o miro, con atención, el bastón que usted usa para caminar?. Pues no miren así a mi hija, no se lo merece y yo tampoco.

viernes, 26 de diciembre de 2014

"CLAUDIA Y SU NUEVA AMIGA" (M.A.M.)











Claudia desde siempre ha vivido junto al mar. 

Es una niña de gruesos rizos morenos que enmarcan su preciosa cara pecosa en la que resaltan unos enormes ojos azules, una nariz muy chiquitita y una boca, color de fresa, por la que asoman su blancos dientecillos y dos huecos que ha dejado los primeros que se le cayeron, justo el día que cumplía ochos años. Ese día lo recuerda con emoción, porque a la fiesta de cumpleaños asistieron casi todos los compis de su clase, todos con un regalo…por la noche, vino el Ratoncito Perez y a la mañana siguiente, debajo de su almohada tenía una bolsa de caramelos y una moneda.

Su casa está situada junto al puerto y, desde su habitación, ve el barco en el que su papi sale a pescar todos los días muy, muy temprano. En la planta de arriba está situada la vivienda con las habitaciones, el salón, la cocina, el cuarto de baño y en la planta que da a la calle está la panadería y pastelería de su madre, que también tiene que levantarse muy temprano para meter las diferentes masas al horno y tenerlo todo dispuesto para cuando abre la tienda al público, a las ocho y media de la mañana.


Claudia no tiene hermanos. Su mami siempre le dice “ ¿Pero de donde quieres que saquemos el tiempo tu padre y yo para tener otro niño?: ¿No ves que trabajamos mucho?. Además tu ya eres una niña de ocho años y ¿crees que jugarías con un bebé, que me ayudarías a cuidarlo?. Anda, anda….ya tienes a Trasgu para jugar y a todos los amiguitos del cole".

En el pueblo donde vive Claudia también hay una playa que, en verano, se llena de gente que viene a pasar sus vacaciones desde sitios muy lejanos, A Claudia no le gusta nada el verano precisamente por ese motivo. Siente como si le robasen parte de su vida. En invierno, en otoño, en primavera suele ir a jugar con su perro Trasgu a la playa. A Trasgu le encanta escarbar en la arena, correr tras la pelota que le tira Claudia y jugar con las olas, pero en verano no puede hacerlo porque, lo cierto es que no sabien quien lo pone pero,justo el 1 de julio, aparece un cartel a la entrada de la playa en el que se indica todo lo que está prohibido hacer: “se prohibe el acceso a los perros, se pohíbe el uso de pelotas, se prohíbe jugar a las palas…

-“Se prohíbe, se prohíbe…¿.por qué tengo que obedecer a un cartel que no tengo ni idea de quien lo pone?. Yo vivo aquí todo el año ¡hasta en verano, porque mi papá al ser pescador nunca tiene vacaciones!. Es mi pueblo, es mi puerto, es mi playa. ¡No me parece justo, mamá!."


-“Claudia, ese cartel que tan poco te gusta, lo pone el alcalde porque toda esa gente que viene a veranear al pueblo, quiere estar tranquila en la playa y hay que intentar ser amables con ellos porque si se quedan, gastan dinero y eso ayuda a la gente que tiene tiendas, restaurantes, bares aquí. ¿O tú crees que yo vendo la misma cantidad de pan y pasteles en invierno que en verano?. Y ahora, venga, que te están esperando Marta y Beatriz para ir a la playa. Acuérdate de no meterte en el mar si está la bandera roja y si está la verde ¡solamente hasta el ombligo! ¿me lo prometes?"


-“Mamá ¿ vas a decirme lo mismo todos los días de mi vida?…pues ¡claro que no me bañaré si hay bandera roja y por supuesto que solamente me meteré hasta el ombligo si está permitido bañarse!...¡ah, se me olvidaba!...no jugaremos al balón, no correremos por la playa para no molestar a los turistas ni chillaremos. ¿De acuerdo?”


-“Te estás convirtiendo en una niña muy respondona y no me gusta nada ese tonito impertinente que utilizas al hablarme. Recuerda que todo lo que te digo es por tu bien porque eres lo que más quiero en esta vida…así que no me enfades y me obligues a castigarte sin salir”

-“¡Total, siempre me amenazas y luego nunca lo cumples!”


-“¿Así que tenemos el día respondón?. Pues muy bien, señorita, sube ahora mismo a tu habitación. Estás castigada sin ir a la playa con Marta y con Beatriz. Y si vuelves a replicarme, el castigo puede repetirse mañana, ¿de acuerdo?”


Claudia no respondió y muy enfadada subió las escaleras que conducían a su habitación; entró y cerró la puerta tan fuerte que la oyeron sus amigas dese la calle.

-“¡¡¡¡¡Claudiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, Claudiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!”-gritaron Marta y Beatriz-


Claudia abrió la ventana de su habitación.


-“No puedo salir, estoy castigada”


-“¿Pero, por qué, si a ti nunca te castigan?”


-“Según mi madre por respondona y por usar un tono “impart…imperta…no sé como dijo que era mi tono pero no le gustó y por eso me ha castigado”


-“Claudia, ¿por qué no tiras tu bolsa de la playa desde la ventana?


-“¿Para qué, si no puedo salir?”


-“¿Nunca te has escapado de tu casa?.


-“Pues lo cierto es que no…además ¿cómo bajo de aquí sin que me vea mi madre?


-“Claudia, pues subiéndote al alféizar de la ventana y agarrándote a la rama del árbol que tienes al lado….¿o es que no te atreves?.


-“¿Cómo que no me atrevo?...¡ahora veréis!”


Claudia tiró su bolsa de la playa por la ventana y seguidamente se puso de pie sobre el alféizar…la rama del árbol estaba cerquísima así que estiró los brazos tomó impulso y….

-“Claudia, mi amor….¡por fin abres los ojos!”.


-“¿Pero…mami…dónde estoy?”.


-“Mi cielo, no te preocupes…ahora estás bien…¡qué alegría después de tantos días con los ojos cerrados!....Tengo que llamar a tu padre".


La mamá de Claudia sacó el móvil del bolso y…”Pedro…¡ya 
se ha despertado!....si, aparentemente si….no, aún no le he contado nada….¿cuándo desembarcáis?...¡todavía una semana!...ya lo sé, mi amor, es tu trabajo"

Claudia no entendía nada…sólo veía sus piernas escayoladas colgando sobre la cama, en un sitio que parecía ser ¡UN HOSPITAL!. De pronto, se acordó de todo: el alféizar, el árbol, sus brazos extendidos, un pequeño salto, la rama se rompe y….

-“Mami, ¿qué me ha pasado?....¿por qué tengo las piernas así?...y sobre todo ¿por qué no siento nada en ellas con lo que me deberían doler?. Sólo recuerdo que me caí al intentar alcanzar el árbol, porque la rama a la que me sujeté se rompió “.


-“Claudia, sé que eres una niña muy inteligente y muy madura; sé que lo que te voy a decir me gustaría no tener que decirlo…pero tenemos que ser fuertes y vamos a poder superarlo. Estás viva y eso es lo importante”


-“Mamá…¡porras!...¿me quieres decir de una vez qué es lo que me ha pasado?”


Fue entonces cuando Lucía, que era como se llamaba la mamá de Claudia, empezó a llorar de una manera desconsolada, con unas lágrimas tan gruesas que pronto hicieron un pequeño charquito en la falda que llevaba puesta.


-“Claudia, el día que te caíste, además de romperte las piernas, se rompieron varias huesecillos de tu espalda, que se llaman vértebras….cariño, a lo mejor algún día puedes volver a caminar, pero por ahora, tendrás que acostumbrarte a usar una silla de ruedas”


-“Pero…si no puedo caminar, tampoco puedo subir escaleras, ni saltar, ni correr, ni nadar….¿cómo voy a subir a mi habitación, cómo voy a sacar a Tragu de paseo, como voy a bajar a la arena de la playa?...y se puso a llorar desconsoladamante.


Pero Claudia era una niña fuerte y, en ese mismo momento, se propuso que una silla de ruedas no se iba a convertir en un impedimento para hacer las cosas que le gustan…al contrario, se haría amiga de ella y ¡hasta le pondría nombre!...”¿Pero que nombre se le puede poner a una silla de ruedas?”- se preguntó…”¡Ya lo sé…se llamará “Claudisípuede”…de “Claudia” porque ella será la usuaria y de “ sí puede “, porque intentará por todos los medios hacer, casi todas las cosas que hacía antes de hacer la tontería de la ventana…haciendo caso a sus amigas y desobedeciendo a su madre.

Con motivo del décimo cumpleaños de Claudia, su mami le organizó una estupenda fiesta en el jardín trasero de su casa a la que asistieron todos los niños del pueblo. Había una gran tarta con diez velas, globos de todos los tamaños, serpentinas de colores, chuches, pasteles…¡¡¡hasta un payaso y un teatrillo de guiñoles!!!.


Durante el tiempo que había trascurrido desde el accidente, Claudia no había faltado ni un solo día a su sesión de rehabilitación, los primeros meses en el hospital, y después en casa del médico del pueblo…¡si hasta aprendió a nadar en la piscina!. 


En el cole…¡genial!...todos los niños querían empujar su silla….perdón a “Claudiasi”…y pasear a Trasgu era muy divertido porque como era un perro muy grandote, era él quien tiraba de “Claudiasí” con Claudia a bordo.


Pero lo mejor de todo estaba por llegar…el papá de Claudia ,que casí siempre está en el mar pescando, apareció por sorpresa con un dos regalos. Uno de ellos era la tan ansiada colección de libros que Claudia deseaba leer desde hace tiempo y que tan difícil era de conseguir completa….pero….el otro paquete, ¿qué era?...tenía una forma muy extraña.


-“Feliz cumpleaños, mi amor, ¡al fin conseguí encontrar la colección completa de los libros que tánto te gustan!...y ¿sabes lo que hay en este otro paquete?"


-“Papi, no tengo ni idea…aunque quizás sea que estoy tan contenta de que estés aquí que no puedo pensar, ni imaginar…..¡papi, te quiero tanto!".


Pedro, a pesar de ser un rudo hobre de mar, no puedo evitar que dos gruesas lágrimas surcasen sus mejillas…y Lucía, al ver llorar a su esposo, también empezó a llorar…en realidad ¡casi todas las madres de los niños que habían ido a la fiesta de cumpleaños empezaron a llorar….hasta el payaso!.


-“¿Pero se puede saber por qué lloráis?. Yo, ahora mismo…bueno, hasta hace un rato, era la niña más feliz del mundo y ahora no sé por qué os ponéis así.


-“Claudia, ¿no sabes que se puede llorar de felicidad?….nosotros lloramos porque estamos contentos y estamos contentos porque te vemos feliz y por una razón más…que es lo que contiene este regalo. Ayer estuvimos hablando con Javier, tu médico, y nos dijo que tu evolución está siendo muy buena,,,¡qué incluso ya caminas apoyándote en las barras paralelas de rehabilitación y que ya has dado tus primero pasos con muletas!. Pues bien, abre el paquete y demuéstramelo antes de que tenga que volver a embarcar. Quiero ver como mi niña puede dar sus primeros pasos sin la ayuda de “Claudiasi” “


Claudia abrió el paquete y eran unas ¡preciosas muletas de color rosa!. Puso el freno a su silla de ruedas y lentamente, apoyándose en “Tris” y “Trás” que era como había decidido que se llamarían sus nuevas ayudantes, dio sus primeros pasos delante de sus padres, de sus amigos, de Trasgu…y muy despacito logró llegar hasta su padre quien, con sus enormes manos de marinero, la tomó en brazos y empezó a dar vueltas sobre si mismo como si de un “Tío Vivo” se tratase.


-“¡Hoy es el día más feliz de mi vida, desde que tu naciste, mi pequeña!”- dijo Pedro con su hija alzada sobre sus hombros…al fondo, Lucia lloraba de alegría en silencio orgullosa de su hija y también de su marido.

Claudia nunca más logró andar sin ayuda, pues la lesión que había sufrido en la espalda había sido muy grave, pero con su esfuerzo, su paciencia, su tesón y sobre todo, su alegría, consiguió autonomía y lo más importante, consiguió ser feliz a pesar de ser una niña “especial “, ante los ojos de unos pocos, “luchadora” ante los ojos de todos los que de verdad la conocían.



Y Colorín colorado…este cuento se ha acabado….y de corazón espero que te haya gustado.

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