La semana pasada, Julia y sus compañeros de EBO II del Colegio de Educación Especial "Latores", en Oviedo, fueron de excursión a La Morgal (para quienes no conozcan Asturias, La Morgal es un enorme centro que engloba un aeródromo, numerosas actividades deportivas, de ocio, culturales y en el que se encuentra el Cuerpo de Bomberos pertenecientes al servicio de emergencias 112).
A pesar de la lluvia, pasaron un fantástico día...todos, sin excepción, se portaron estupendamente.
Visitaron la Unidad Canina de Rescate donde pudieron acariciar a esos héroes perrunos que tantas vidas salvan.
Uno de los ejercicios que hicieron conjuntamente
un adiestrador junto a su perro.
Los bomberos, valientes campeones salvando vidas, fueron unos magníficos anfitriones permitiendo, a todos los que quisieran, subir a uno de sus helicópteros o utilizar una de sus enormes mangueras. Creo que a Julia fue lo que más le gusto...¡desde siempre ha sentido una enorme atracción por el agua!.
Julia, con casco y manguera en mano, ¡entusiasmada!
Deseo agradecer a todas las personas que han participado en el desarrollo de esta excursión por haber regalado un día tan especial a nuestros niños.
Un ejemplo de la felicidad de nuestros niños junto
a los profesores que les acompañaron, ayudando y
cuidando, en todo momento. Jamás les pierden de
vista.
Aunque ya lo he comentado en otras ocasiones, hay niños "especiales" que no logran adaptarse a un colegio "normal" pero existen centros maravillosos en los que alcanzan grandes avances y, sobre todo, consiguen que todos sus alumnos sean felices.
Recomendaría visitar uno de estos coles, simplemente como terapia: conozco pocos sitios en los que se respire tanta alegría. No quiero resultar ingenua al hablar de felicidad y alegría pues yo soy la primera que. en cualquiera de los Festivales que organiza el centro, comienzo a llorar en cuanto suena la primera nota musical y contemplo el esfuerzo que hacen, sin excepción, todos los alumnos, así como los profesores...aunque en ocasiones, las lágrimas no reflejan tristeza sino una inmensa satisfacción por los logros alcanzados por nuestros niños "especiales".
Julia, en la cafetería, señalando algo que, he de suponer,
será comida (es muy glotona), en la mesa que comparte
con sus compañeros de clase y su tutora Candy, junto a
otros alumnos y profesoras que, como se ve en la foto,
muestran una preciosa sonrisa.
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