Julia corriendo en plena naturaleza es ¡¡¡feliz!!!...
Mi hija Julia tiene veinte años y crece paralelamente al blog que inspiró, por eso anualmente anoto cada cambio de edad.
Tiene Autismo "no verbal".
Usted es gord@, usted es calv@, usted es alt@, usted es baj@; usted lleva gafas; usted utiliza bastón.Tú tienes acné, tú estás en pleno estirón, a tí te está cambiando la voz.
¿Es mi mirada lastimera, reprobatoria o de conmiseración?.¿Acaso cuchicheo ante tu poblada cara llena de granos o tu atiplada voz o miro, con atención, el bastón que usted usa para caminar?. Pues no miren así a mi hija, no se lo merece y yo tampoco.

sábado, 27 de agosto de 2016

"EXPLICACIONES CONCEDIDAS" (M.A.M.)

A ver, ante posibles suspicacias, críticas o malentendidos aunque esté estos días lejos de mis hijas, no lo hago porque me apetezca.

El juez dictaminó unos periodos vacacionales basados, fundamentalmente, en las vacaciones de mi hija Julia que, los que ya me conocéis, tiene autismo severo no verbal. Este verano han sido: desde el final del curso de Julia hasta el 15 de julio, conmigo; del 15 de julio al 1 de agosto, con su padre; del 1 de agosto al 15 de agosto, conmigo; del 15 de agosto hasta el inicio del curso de Julia, con su padre. Si yo me he ido, no ha sido porque desease unas vacaciones sin hijas; si yo me he ido es porque mi hija pequeña no quiere ir a casa de su padre, que vive con su hermana, y a la que, lo siento, ni mi propio ex marido soporta; es por eso que, en el mes de julio no estuvo con él ni un solo día. Y esa es la razón por la que en agosto decidí ser yo quien se fuese de mi casa para que así mi ex marido pudiese estar con nuestras dos hijas, sin que ellas saliesen de su entorno, algo que agradecen Julia y Celia debido a su autismo y a su adolescencia, respectivamente. Además, me parece muy injusto que, amparándose en la falta de lenguaje de Julia, ella tuviera que estar fuera de su casa, conviviendo con una persona que desconozco cómo la trata,

Tras el verano, mi ex marido verá a nuestras hijas, dos fines de semana al mes, exactamente cinco días...eso si Celia accede a acudir a casa de su padre.

En Madrid me alojo en casa de mi primo Nacho, la persona con la que posiblemente más haya jugado nunca y al que quiero con locura. Y sí, vive en una urbanización con piscina donde tomo el sol, visito todos los museos que puedo, paseo por las calles de la que considero mi ciudad y me encuentro con todos los amigos a los que quiero...y siento si hay personas a las que le moleste que, durante esos días, sea feliz.

Y si he decidido venir una semana sola a Moraira, un pueblecito cercano a Altea, del que estoy enamorada, ha sido porque este año he podido permitírmelo. En julio pude estar con mis hijas dos semanas porque me ayudó mi madre. Pero pensé que no iba a tener que explicar que llevaba desde 2011 sin salir con mis hijas de Asturias porque mi economía no me lo permitía. Porque soy el perfecto ejemplo de producto de la crisis: despedida del periódico en el que trabajaba desde hacía 22 años, en 2011; apertura de una librería que tuve que cerrar porque mi ex dejó de pagar su parte de la hipoteca, entre otras cosas y porque la maldita crisis tampoco ayudó; intenté trabajar en dos empresas como comercial, pero no podía compaginar mi horario con el cuidado de mi hija Julia, Ahora estoy saliendo a flote y...¡lo siento!...me siento orgullosa de haber superado unos años terribles.


Suelo infravalorarme, no soy ni mucho menos mi mejor amiga, no me quiero demasiado, estoy diagnosticada de varias cosas entre las que se encuentra la depresión...pero ahora me siento con fuerzas para seguir adelante, Cuando noto que se acerca uno de mis "bajones" ya no me dejo llevar...lucho para no caer en el maldito agujero negro. ¿Y sabéis por qué?. Por mis hijas, por mi madre y por mí. Las cuatro nos merecemos vivir lejos de la tristeza,

Siento mucho si hay personas que me consideran frívola e irresponsable, superficial o, lo que más me duele, mala madre, porque a mis hijas las quiero más que a mi propia vida. Pero estos días que estoy fuera de mi casa estoy intentado disfrutar. Soy libre, no tengo pareja...únicamente me debo respeto a mí misma. Además, ¿alguien puede explicarme qué daño hago por tumbarme al sol, nadar, tomar un café o una copa con amigos, visitar museos, leer, escribir, pasear, en definitiva...vivir?.

El 11 de septiembre, tal y como dictaminó el juez, regresaré a mi casa, a mi mundo, con mis hijas. Y puedo asegurar que voy a poner todo mi empeño en seguir siendo todo lo feliz que pueda dentro de mis posibilidades. Saldré a correr, seguiré escribiendo, charlaré con mi mejor amiga y, sobre todo, seré madre...pero es que jamás he dejado de ser madre, aunque ahora me separen unos cuantos kilómetros de mis hijas, lo que más quiero en este mundo. Ah...lo olvidaba...y publicaré mi segundo libro de poemas, prologado por un gran poeta

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