Julia corriendo en plena naturaleza es ¡¡¡feliz!!!...
Mi hija Julia tiene veinte años y crece paralelamente al blog que inspiró, por eso anualmente anoto cada cambio de edad.
Tiene Autismo "no verbal".
Usted es gord@, usted es calv@, usted es alt@, usted es baj@; usted lleva gafas; usted utiliza bastón.Tú tienes acné, tú estás en pleno estirón, a tí te está cambiando la voz.
¿Es mi mirada lastimera, reprobatoria o de conmiseración?.¿Acaso cuchicheo ante tu poblada cara llena de granos o tu atiplada voz o miro, con atención, el bastón que usted usa para caminar?. Pues no miren así a mi hija, no se lo merece y yo tampoco.

viernes, 2 de enero de 2015

"TEO, EL DÁLMATA QUE NO TENÍA MANCHAS" (M.A.M.)






Xasa y Tom era un matrimonio de perros de raza dálmata. ¿Y sabéis qué es lo más característico de este tipo de raza?...¿de verdad no lo sabéis?...pues que su cuerpo es de color blanco pero está lleno de manchas negras. Lo que la gente valora en un perro de esta raza es que tenga esa característica, parece ser súper importante.
Pues bien, dos años después de haberse casado, Xasa y Tom se enteraron de que iban a tener hijitos, y digo hijitos y no hijito, por que las perras suelen tener más de dos o tres cachorritos.


Cuando llegó el momento del nacimiento de los cachorritos era de noche y tanto Xasa como Tom que vivían en una granja cuidada por un señor ya un poco viejecillo, Manuel, tenían su habitación en el establo, donde también vivían dos caballos, que eran hermanos y aún eran muy jóvenes, Gus y Bus, y un par de cerdos que estaban también casados pero no habían tenido aún hijitos porque la boda se había celebrado hacía muy poco tiempo, Mina y Lolo.

Tom estaba muy intranquilo y daba vueltas por el establo poniendo nerviosos a los caballos, dos jóvenes potros que lo único que querían era dormir.

Al fin, Xasa consiguió que saliesen de su barriga cuatro cachorritos, dos perritas y dos perritos.

-“Buffffffffff, por fín, creía que no iba a terminar nunca, pero ya tenemos aquí a nuestros cuatro hijitos. ¡ Ayyyyyyyy!, espera, creo que queda otro por salir!”

Y así fue, nació un quinto cachorrito, muy, muy pequeño y absolutamente blanco.

- “¿Pero Tom, te has fijado, no es como nosotros…es diferente... no tiene manchas, es blanco como la nieve y demasiado pequeño. Pobre, está temblando”.

Y Xasa como la buena madre que ya era, acogió bajo su cuerpo a sus cinco hijitos disponiendo sus tetitas para que bebiesen de la leche que salían de ellas. Sin embargo Tom, ni siquiera quiso conocer al cachorrito blanco.



- “Xasa, mañana cuando el señor Manuel vea al pequeñajo  blanco, va a intentar deshacerse de él, así que no te encariñes demasiado. Bastante tiene ya con darnos de comer a nosostros dos y ahora a nuestros cuatro hijitos”.


-“¡Tom!-grito Xasa enfadadísima- no son cuatro, son cinco. Recuerda que el último, el pequeñín salió también de mi barriga como todos sus hermanos. ¿Qué ocurre, que porque es diferente no le vas a querer?. Porque si es así me decepcionas…y mucho”

-“Pero Xasa, no comprendes que el señor Manuel lo va a rechazar por su blancura. A él le gustan los perros de nuestra raza, la raza dálmata ¿y tengo acaso que recordarte que es lo que nos caracteriza?, ¡¡¡nuestras manchas!!! y este no tiene manchas.”

-“Me da igual, aunque sea le esconderé para que no lo descubra y ahora vamos a pensar los nombres que vamos a ponerles”.

-“Xasa, a ti ser madre te ha transformado. ¿O es que también tengo que recordarte que es el señor Manuel el que elige el nombre de todos nosostros?.”

-“Bueno, pues como a mi chiquitín no le va a conocer porque lo voy a esconder, el nombre se lo pondré yo. Se llamará Teo”

-“No te preocupes, Xasa -dijo la señora cerda- yo te ayudaré a esconderlo”.

-“Pues a lo mejor nosotros nos chivamos”-dijeron los jóvenes caballos

-“¿Queréis que el Señor Manuel sepa quien rompió de una coz la puerta del cercado?...porque yo sí lo sé y estoy segura que vosotros no queréis que se lo cuente…¿me equivoco?”.

-“No, por supuesto que no te equivocas. Si tu no le cuentas que fuimos nosotros los causantes de la rotura de la cerca, guardaremos el secreto”.

A la mañana siguiente, el señor Manuel entró en el establo a dar de comer a sus animales cuando se llevó la grata sorpresa del nacimiento de los perritos.

-“¡¡¡Pero que tenemos aquí!!!. Xasa, son preciosos… les pondré de nombre en honor tuyo y de su padre, a las cachorritas Xusa y Xesa y a los cachorritos Timi y Tomi. Enhorabuena Tom, eres padre de cuatro perrillos encantadores!!!”.

Pasó el tiempo y los cachorrillos ya tenían seis meses y jugaban y correteaban por el prado que rodeaba la casa. Todos menos Teo, que seguía escondido y solo salía del establo cuando ya se había puesto el sol y el señor Manuel no podía verlo.

Una noche, mientras Teo jugueteaba a la luz de la luna, primero olfateó un olor extraño, que no conocía y seguidamente vió a dos personas dispuestas a entrar en casa del Señor Manuel. En un primer momento, Teo se quedó sin saber que hacer: en el establo todos dormían y él no podía ladrar porque el señor Manuel no sabía ni siquiera que vivía en la granja. Sin embargo, siguió con la vista a los dos extraños y muy silenciosamente se puso tras ellos y se dispuso a vigilar. Teo vió perfectamente como por una de las ventanas, cuyo cristal permanecía roto desde hace ya mucho tiempo, los dos extraños se introdujeron en la casa. Cuando Teo se dio cuenta que esos dos hombres eran un par de ladrones y se disponía a acercarse hasta el establo para avisar a su padre y hermanos, oyó al señor Manuel gritar.

-“¡Socorro!...¿Ayuda?...No, por favor, no me hagan daño…les daré lo que ustedes quieran pero no me hagan daño”.

El establo estaba demasiado alejado de la casa para que sus padres, o los caballos o el matrimonio de cerdos oyeran los gritos del señor Manuel y Teo se dio cuenta que si no actuaba rápidamente algo malo podría ocurrir. Así que, sin pensarlo ni un segundo, entró por el mismo agujero de la ventana por el que se habían introducido los ladrones y ¡de pronto empezó a ladrar con tanta fuerza que hasta él mismo se asustó al oirse! (“Jolines, pensó, no sabia que podía ladrar tan fuerte…claro, tanto tiempo escondido me ha impedido practicar”?) y empezó a perseguir a los ladrones a los que consiguió alcanzar y darles dos mordiscos en sus respectivos culos. Eso fue más que suficiente para que los ladrones escapasen.

Cuando Teo se acercó al Señor Manuel y vió que estaba con los ojos cerrados, se asustó, pero acerco su oreja y notó que respiraba. 
“Será mejor que me vaya antes de que se despierte”, pero no había terminado de pensar esa frase cuando escuchó al señor Manuel a su espalda.

-“¿Se puede saber de donde has salido?. Amigo, me has salvado la vida. Nunca había conocido a un perro tan valiente como tú.

-“So-so-soy hijo de Xasa y Tom”, dijo Churrusquín, tartamudeando.

-“Pero, ¡¡¡si no te había visto nunca!!!. Voy ahora mismo a hablar con tus padres para que me den una explicación.

-“No es necesario que vaya…se la puedo dar yo “.

-“De acuerdo, empieza, porque no entiendo nada de nada….además, ¿como vas a ser hijo suyo?. Ellos son dálmatas de pura raza y tu no tienes ni una minúscula mancha”.

-“Precisamente esa es la razón por la que mi mamá me ha mantenido escondido hasta ahora. Mi papá pensaba que si usted veía que yo era diferente, no me querría y me echaría de la granja”.

-“Pero eso es una tontería”. ¿Acaso tu padre no se ha dado cuenta de que yo soy cojo?. ¡Pues anda que no se metieron los niños conmigo cuando era pequeño porque había nacido con una pierna más corta que la otra!. Hasta que me harté y me dije a mi mismo: soy así…vale, tengo una pierna un poco más corta que la otra pero, ¿por el hecho de ser diferente soy peor?...no sólo soy diferente. Pero como estaba tan enfadado, yo pensé que lo estaba pensando y no, lo estaba diciendo en voz alta, casi gritando, por lo que me oyeron todos los niños que, de pronto, se quedaron callados y empezaron a verme de diferente manera. Ya no fui nunca más el niño cojo del colegio….a partir de entonces fui para siempre Manuel.

-¿Sabes lo que te digo?…por cierto, no me has dicho como te llamas.”

-“Me llamo Teo, señor Manuel”

-“Pues que a partir de hoy, vas a ser mi perro guardián y ya no dormirás nunca en el establo, sino a los pies de mi cama y además ya no jugarás de noche, sino que correrás de día y disfrutarás del sol, de su calor…conocerás a las flores, porque ellas por la noche se cierran y ya verás como te gustan, perseguirás mariposas, que de noche tampoco vuelan, oirás el trino de los pájaros. Y además sabes lo que te digo, ¡¡¡qué me encanta que seas de color blanco!!!, no tendrás manchas como tus padres y hermanos pero has demostrado una valentía digna de elogio!!!

Y así fue como Teo pasó a ser el perro guardián de la casa y cuando venía algún amigo a la granja y le preguntaba al señor Manuel:” Pero ¿de qué raza es este perro? “, Manuel contestaba, “dálmata”.

-“Pero Manuel, si es de color blanco y los dálmatas tienen manchas negras, este perro es muy diferente de los dálmatas que conzco”



-“Te aseguro que es de raza dálmata…pero diferente y  estoy muy orgulloso de él. Haz el favor de dejar de mirarle con cara de pena…¡no se lo merece!. Es el perro más valiente que he conocido y es mi mejor amigo”.


Y colorín colorado, este cuento se ha acabado y espero que te haya gustado.

1 comentario:

  1. Es una hermosa fábula!! Aún que en realidad los cachorros de dálmatas nacen blancos , con el tiempo les sale las manchas...

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